Testimonio: Adri
"Llegué a la frontera norte de México junto a mi hijo en plena pandemia sin nada, huyendo de la violencia que vive mi estado. Recuerdo que iba muy desesperada, no conocía a nadie y en medio de mi desierto encontré un oasis con las Misioneras de la Eucaristía. Conocí a maravillosas seres humanos que siempre tenían para ofrecer comida, ropa, medicinas y no sólo eso, lo hacían con un infinito amor. Mi infinita gratitud por esos ángeles que Dios me envió y con el paso del tiempo se convirtieron en familia. Fui testigo del amor mas puro, incondicional que puede existir y volví a creer en las personas. Vi el amor de Dios al pasar por allí."