Testimonio: Yunuen Sánchez
"Durante la pandemia, regresar a casa de manera tan abrupta fue difícil, aún no llegaban las vacaciones, aún no me despedía de mis compañeras y docentes, aún quedaban muchas cosas por vivir. Regresar a casa y ver qué poco a poco daban menos esperanzas de volver a la normalidad me ponía triste y me llenaba de impotencia.
El resto del semestre 2019-2020 fue muy solitario puesto que sólo mandábamos trabajos para las materias. Eso sí, las y los profesores siempre estaban al pendiente de nosotras: sus alumnas. Esa rutina me ayudó a ser autodidacta y tener un compromiso conmigo misma, pues aunque no veía a mis profes, sabía que existía una obligación.
Luego vinieron las videollamadas y con ellas una sensación de compañía.
A mí como a muchas otras personas, me invadía la negatividad y la rabia, no quería culminar el bachillerato de esa manera. Sin embargo en ese proceso palabras de apoyo por parte de docentes que abrazaban los valores de su profesión me mantenían en pie.
El Vasco me ayudó a defender las características de una Trabajadora Social. Con su ayuda y coordinación encontramos la manera de no quedarnos manos cruzadas (académicamente hablando), pudimos seguir con nuestra formación e intervenir en nuestra realidad, involucrarnos con el mundo de manera distinta, una a la distancia. Sin el Vasco y sus docentes siento que no habría sido consciente de las muchas realidades que nacieron y se reforzaron con la Pandemia, como la desigualdad, los privilegios y la importancia de la salud mental.
En resumen: el Vasco, maestros, maestras y religiosas me sostuvieron desde la distancia, y aunque ya no pude regresar a su Institución, me llevo el recuerdo y la gratitud conmigo."